Si el crecimiento económico de un país está reflejado por el incremento porcentual del producto bruto interno de su economía en un período de tiempo, no caben dudas de que nuestro país ha venido creciendo después de la crisis del 2001-2002 a ritmo sostenido y con guarismos que han sorprendido a no pocos analistas.
Sin embargo, desde hace cierto tiempo se observan severos obstáculos al señalado incremento, como son:
- Exceso de regulaciones y subsidios
- Entorpecimiento del comercio internacional (carnes, granos, petróleo y derivados)
Lamentablemente, no se advierte la disposición firme enderezada a suprimir o, al menos, atenuar estos escollos, cuya persistencia unida a la falta de voluntad política para combatirlos eficazmente, pone en grave peligro los resultados alcanzados.
Quizá una de los aspectos más problemáticos de nuestra economía puede observarse en el atraso, ya indiscutido, de las tarifas de los energéticos (ver página 36, revista AES Nº 235) que han llevado al tesoro nacional a producir continuos y crecientes egresos.
Los subsidios de que se vale el Estado para hacer frente a la crisis energética, así como los destinados a mantener sin actualizaciones el nivel de tarifas de transporte y electricidad, morigerar los aumentos de precios en alimentos y financiar empresas del estado, llegaron a aproximadamente $ 14.626.000.000 (catorce mil seiscientos veintiséis millones de pesos), el año pasado (*)
El último invierno se destinaron al sector energético 8.330,9 millones de pesos, algo más del doble que el año anterior, suma que importa casi el 60 por ciento del total de subsidios. Cammesa, la administradora del mercado eléctrico mayorista, recibió 4.428 millones de pesos para financiar la compra de fuel-oil para las centrales térmicas, que, por la escasez de gas, cedieron su cuota de consumo de ese fluido para garantizar el abastecimiento residencial, cifra que se triplicó respecto a 2006.
La Secretaría de Transporte distribuyó 4.218 millones de pesos, destinados a empresas de colectivos (1.864 millones), concesionarios de trenes y subtes del área metropolitana (2.307 millones), Ferrocarril General Belgrano (32 millones) y la aerolínea estatal LAFSA, con 3,6 millones.
Con la intención de poner límites a la suba en el precio de algunos alimentos, como leche, pollo, carne vacuna y derivados de trigo, girasol, maíz y soja, el Gobierno invirtió 1.181 millones de pesos. El resto de los fondos, 521,8 millones, se destinó a empresas públicas ( Sistema Nacional de Medios Públicos, AySA y la agencia Telam). Hubo 328,9 millones para el sector rural y forestal, 44,8 millones para la industria.
Ni un solo centavo en concepto de subsidios llegó a las estaciones de servicio, a pesar de que, como venimos denunciando desde estas páginas, los costos operativos crecientes y el precio vil que presentan hoy los combustibles líquidos han determinado que la rentabilidad sea negativa en la gran mayoría de las estaciones. Si a todo esto sumamos un aumento salarial del 21%, propuesto por el sindicato SOESGYPE y la federación FOESGRA, el resultado no puede ser peor.
Otra de las consecuencias indeseables de los bajos precios de los combustibles líquidos ha sido su repercusión negativa en las conversiones vehiculares a GNC, pues todo parece indicar que la diferencia actual entre el precio del gas natural comprimido y la nafta súper ya no alcanza a motivar a los consumidores para que éstos opten por el combustible gaseoso. Recordemos que, años atrás, la comparación se hacía entre el precio del gasoil y el GNC.
Si algo faltaba para hacer más completa la frustración del expendedor, eldesabastecimiento y el quiebre de stocks han llegado para conseguirlo. Por estos días muchísimas estaciones se han visto obligadas a colgar sus mangueras, generando nuevas pérdidas que vienen a sumarse a las ya existentes.
Dentro de este cuadro de situación asociaciones colegas se afanan porembanderar estaciones blancas y, con tan loable propósito, mantienen publicitadas reuniones con el Secretario de Comercio. En los medios masivos de comunicación son habituales las noticias que se difunden sobre este futuro embanderamiento. El resultado que todos conocemos nos exime de mayores comentarios.
Si las condiciones actuales se mantienen en el tiempo las importaciones de gasoil vendrán acompañadas con las de naftas y más adelante con las de petróleo crudo.
Así las cosas, se anuncia una próxima manifestación sindical ante el Congreso de la Nación, que seguramente pondrá sobre el tapete la problemática de nuestro sector. Y es justamente el Poder Legislativo el ámbito ideal para consensuar soluciones de fondo que contemplen los intereses de todos los integrantes de la cadena de valor.
Mientras tanto, solo nos queda continuar con la serie de reuniones que hemos iniciado con las diferentes compañías petroleras y las que mantendremos próximamente con autoridades nacionales, a los fines de continuar presentando los problemas, siempre irresueltos, que sufren los expendedores de combustibles, con el único propósito de contribuir a mejorar las condiciones actuales de suministro y comercialización.
Dr. Luis María Navas
Asesor Legal de AES
(*) Fuente: Nosis y Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública